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En un mundo donde la educación a veces parece medirse solo en calificaciones o resultados académicos, cada vez más familias buscan algo distinto: un modelo que forme personas felices, empáticas y con un profundo sentido de propósito. Esa búsqueda nos lleva a hablar de una filosofía que, aunque tiene casi tres décadas de historia en México, hoy se vuelve más relevante que nunca: la educación humanista.
A diferencia de los enfoques que priorizan únicamente el rendimiento o la disciplina, la educación humanista parte de una premisa sencilla pero poderosa: el fin último de la educación es el ser humano mismo. Formar no solo mentes brillantes, sino también corazones sensibles, capaces de imaginar, crear y discernir.
En este modelo, el aula se convierte en un espacio de encuentro: entre ideas y emociones, entre lo académico y lo humano. Se fomenta el pensamiento crítico, la sensibilidad estética y la libertad interior, ayudando a cada alumno a conocerse, valorarse y desarrollarse a su propio ritmo.
El resultado es una formación que no uniforma, sino que potencia la singularidad de cada niño. Una educación que enseña a pensar, sentir y actuar con empatía, justicia y responsabilidad.

Fundado en 1996 por Miss Mary Morales, Luminis nació inspirado en esta visión humanista, con la convicción de que cada alumno puede brillar con luz propia cuando se le brinda un entorno inclusivo, feliz y respetuoso de su individualidad.
Desde entonces, Luminis ha mantenido una misión clara: formar personas íntegras, felices y comprometidas con su entorno. En sus aulas, los estudiantes desarrollan no solo habilidades académicas sólidas, sino también habilidades emocionales que les permiten adaptarse, convivir y construir relaciones significativas.
Bajo la dirección actual de Joaquín Lanz, Luminis ha experimentado un crecimiento notable, consolidándose como una de las instituciones educativas más reconocidas en el Valle de Toluca.
Hoy cuenta con cuatro planteles —Metepec, Mexicaltzingo, Ocoyoacac y Comonfort— y se prepara para abrir uno nuevo en Toluca, llevando su propuesta a más familias que buscan una educación con propósito.
Lo que distingue a Luminis no es solo su historia o su expansión, sino su forma de entender la educación como un proceso integral y humano. En sus aulas, los valores no se enseñan como conceptos, sino que se viven día a día: la empatía en el trabajo en equipo, la felicidad como base del aprendizaje, el respeto como camino hacia la convivencia y el valor personal como motor para transformar el entorno.
El equipo docente —compuesto por especialistas en desarrollo infantil y acompañamiento psicopedagógico— trabaja de la mano con las familias para descubrir el potencial único de cada niño, adaptando los procesos de enseñanza a sus ritmos, talentos y necesidades.
Casi treinta años después de su fundación, Luminis se mantiene fiel a su esencia: educar con el corazón, formar con propósito y creer en el poder transformador de cada alumno.
Su expansión no es solo física, sino también simbólica: un reflejo del impacto positivo que ha tenido en generaciones de estudiantes que hoy son adultos plenos, empáticos y felices.
Desde Skolar.mx, celebramos tres décadas de una escuela que ha sabido mantener viva la llama de una educación con alma. Porque más allá de los logros académicos, lo que realmente perdura son los valores, las habilidades y la confianza que cada niño se lleva para iluminar su propio camino.
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En un mundo donde la educación a veces parece medirse solo en calificaciones o resultados académicos, cada vez más familias buscan algo distinto: un modelo que forme personas felices, empáticas y con un profundo sentido de propósito. Esa búsqueda nos lleva a hablar de una filosofía que, aunque tiene casi tres décadas de historia en México, hoy se vuelve más relevante que nunca: la educación humanista.
A diferencia de los enfoques que priorizan únicamente el rendimiento o la disciplina, la educación humanista parte de una premisa sencilla pero poderosa: el fin último de la educación es el ser humano mismo. Formar no solo mentes brillantes, sino también corazones sensibles, capaces de imaginar, crear y discernir.
En este modelo, el aula se convierte en un espacio de encuentro: entre ideas y emociones, entre lo académico y lo humano. Se fomenta el pensamiento crítico, la sensibilidad estética y la libertad interior, ayudando a cada alumno a conocerse, valorarse y desarrollarse a su propio ritmo.
El resultado es una formación que no uniforma, sino que potencia la singularidad de cada niño. Una educación que enseña a pensar, sentir y actuar con empatía, justicia y responsabilidad.

Fundado en 1996 por Miss Mary Morales, Luminis nació inspirado en esta visión humanista, con la convicción de que cada alumno puede brillar con luz propia cuando se le brinda un entorno inclusivo, feliz y respetuoso de su individualidad.
Desde entonces, Luminis ha mantenido una misión clara: formar personas íntegras, felices y comprometidas con su entorno. En sus aulas, los estudiantes desarrollan no solo habilidades académicas sólidas, sino también habilidades emocionales que les permiten adaptarse, convivir y construir relaciones significativas.
Bajo la dirección actual de Joaquín Lanz, Luminis ha experimentado un crecimiento notable, consolidándose como una de las instituciones educativas más reconocidas en el Valle de Toluca.
Hoy cuenta con cuatro planteles —Metepec, Mexicaltzingo, Ocoyoacac y Comonfort— y se prepara para abrir uno nuevo en Toluca, llevando su propuesta a más familias que buscan una educación con propósito.
Lo que distingue a Luminis no es solo su historia o su expansión, sino su forma de entender la educación como un proceso integral y humano. En sus aulas, los valores no se enseñan como conceptos, sino que se viven día a día: la empatía en el trabajo en equipo, la felicidad como base del aprendizaje, el respeto como camino hacia la convivencia y el valor personal como motor para transformar el entorno.
El equipo docente —compuesto por especialistas en desarrollo infantil y acompañamiento psicopedagógico— trabaja de la mano con las familias para descubrir el potencial único de cada niño, adaptando los procesos de enseñanza a sus ritmos, talentos y necesidades.
Casi treinta años después de su fundación, Luminis se mantiene fiel a su esencia: educar con el corazón, formar con propósito y creer en el poder transformador de cada alumno.
Su expansión no es solo física, sino también simbólica: un reflejo del impacto positivo que ha tenido en generaciones de estudiantes que hoy son adultos plenos, empáticos y felices.
Desde Skolar.mx, celebramos tres décadas de una escuela que ha sabido mantener viva la llama de una educación con alma. Porque más allá de los logros académicos, lo que realmente perdura son los valores, las habilidades y la confianza que cada niño se lleva para iluminar su propio camino.